La Iglesia celebró recientemente la Solemnidad de Pentecostés, conmemorando la efusión del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, la fundación de la Iglesia y el comienzo de su misión en todos los pueblos y naciones.
El misterio de Pentecostés nos insta a rezar y a comprometernos con la misión. El Espíritu Santo inspira fe, esperanza y caridad en los corazones de los fieles, y ennoblece las innumerables y variadas maneras de transmitir el mensaje cristiano de acuerdo con la cultura y las costumbres de todos los tiempos y lugares. Al mismo tiempo que nos da acceso a la comunión con Dios en oración, el Espíritu Santo también nos impulsa al servicio al prójimo encontrándonos con él, a la reconciliación, a dar testimonio, a desear justicia y paz, a la renovación de las perspectivas, al progreso social y el compromiso misionero.
Hace casi dos años lanzamos el proceso estratégico de planificación pastoral All Things New (Todo lo hago Nuevo). Oramos al Espíritu Santo para que nos guiara y nos comprometimos con los fieles de esta Arquidiócesis. Se llevó a cabo un proceso de escucha extensivo en todas las parroquias. Luego consulté sobre cada parroquia en consideración con el Consejo de Sacerdotes arquidiocesano. Y luego de pasar tiempo en oración, estudio y discernimiento, he llegado a las siguientes decisiones acerca de la Arquidiócesis.
Al continuar hacia adelante, la Arquidiócesis de St. Louis se reformulará de 178 parroquias individuales a 135 parroquias. Estas parroquias serán atendidas por cerca de 90 párrocos diocesanos y 17 párrocos de 17 organizaciones religiosas; muchos atenderán más de una parroquia.
Estas modificaciones incluyen la integración de 35 parroquias que se incorporarán a parroquias vecinas y 15 parroquias que se fusionarán para crear 5 nuevas parroquias. Habrá una nueva parroquia personal para la comunidad de habla hispana en el Condado de St. Charles.
Nuestras comunidades deberán reevaluar su cuidado pastoral actual, el alcance social y los esfuerzos para ver cómo pueden perfeccionarse o volver a inventarse, aun en aquellas parroquias en las que no hubo cambios en el párroco o en la estructura parroquial.
Nuestro nuevo modelo de Vicariato, con las parroquias agrupadas por región geográfica, reforzará esto al ayudar a agilizar el apoyo y la administración parroquial. También estoy estableciendo una nueva Oficina de Misión y Vitalidad Parroquial que me ayudará a supervisar estos esfuerzos.
En los próximos meses, nuestros sacerdotes discernirán con sus feligreses cual debería ser el mejor uso de nuestras facilidades. Se dará la prioridad a proveer los Sacramentos y el cuidado pastoral necesario para todos los que viven en sus límites, y a volver a imaginar cómo debería ser una parroquia vibrante y evangelizadora.
A medida que rezamos a través de esos cambios, somos llamados a trabajar juntos hacia una misión común: hacerlo todo nuevo por la gloria de nuestro Señor Resucitado.
Muchos feligreses están tomando una mayor responsabilidad de su fe y servicio a los demás. En los últimos meses 2.000 feligreses en toda la Arquidiócesis han participado en nuestras series Evangelización 101, que los capacitan para encender una nueva llama de evangelización en sus parroquias.
En St. Louis, el día de hoy se nos llama a comenzar un nuevo capítulo en nuestros 200 años de historia. Que un nuevo Pentecostés nos inflame en el Evangelio de Cristo. Rezo porque trabajemos juntos para forjar nuevos caminos y asegurar que el tesoro de nuestra Fe continue llevando sanación y esperanza a un mundo fracturado.
Que el Espíritu Santo nos guíe.
Reverendísimo Mitchell T. Rozanski,
Arzobispo de San Luis