Aquí, en la Arquidiócesis de San Luis, y en todo el mundo, celebraremos la Semana de la Unidad de los Cristianos, y es una causa muy importante para mí.

¡La razón más profunda por la que este tema es importante es porque Jesús oró por eso! En Su oración en Juan 17, Él dice: “Yo oro…que ellos puedan ser uno, como tú, Padre, estas en mí y Yo en ti, que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste”.

¡Nótese que Jesús oró por esto porque parece que Él sabía que podría ser un punto de desacuerdo entre Sus seguidores! Conociendo lo que sabemos acerca de la historia subsecuente de división entre los Cristianos, podemos ciertamente unirnos a Su oración.

Fíjate también en por qué Jesús dijo que la unidad era importante. “Para que el mundo crea que tú me enviaste”. Sencillamente, la división entre los cristianos es una contraseña al Evangelio que proclamamos. Orar por la unidad de los Cristianos, entonces, no es solo un programa opcional y paralelo para “sentirse bien”. Tiene que ser parte de nuestros esfuerzos evangelizadores.

Algunos comentaristas señalaron que hemos pasado de una era de «Cristiandad» a una era «Apostólica» En una era de Cristiandad, el cristianismo puede presumirse como una creencia de fondo, y la construcción de instituciones es el principal modo de proclamar el Evangelio, porque la gente vendrá a usted. En la era Apostólica, tenemos que presumir una mentalidad secular, y tenemos que ir a la gente, que necesita oír el Evangelio por primera vez.

Este movimiento tiene un impacto en como pensamos acerca de las relaciones entre los Cristianos. Enfrentándonos unos a otros, tendemos a centrarnos en nuestras diferencias — ¡y existen diferencias reales! Sin embargo, frente a un mundo cada vez más secularizado, nos damos cuenta de que — como dijo una vez el papa San Juan XXIII — lo que nos une es mucho más grande que lo que nos separa. En estos días, necesitamos enfrentar al mundo juntos más a menudo y más conscientemente, y dar testimonio juntos de la vida y paz que viene solamente de Jesucristo.

¡Hemos tenido señales positivas de que lo estamos haciendo así! En 1965, las Iglesias Orientales y Occidentales levantaron sus excomuniones mutuas — ¡excomuniones que se mantuvieron desde 1054! En 1999, Católicos y Luteranos de los Estados Unidos emitieron una «Declaración Conjunta sobre la Doctrina de Justificación» — el mismo punto que nos dividió desde 1517. De 1994 a 2015, el grupo «Evangélicos y Católicos Unidos» emitió una serie de declaraciones sobre temas importantes para la vida Cristiana en América. Ninguno de estos movimientos ha tenido una reconciliación completa — ¡todavía queda mucho por hacer!, pero en cada uno de ellos señala el hecho que estamos dando un giro: Después de siglos de profundizar nuestras divisiones y de tomar diferentes caminos, nos dirigimos hacia una mayor reconciliación. Es un momento de gran esperanza, con respecto a la oración de Jesús de que Sus discípulos deberían ser uno.

El enfoque teológico de la Iglesia en este tema se articuló cuidadosamente en una serie de documentos — desde el Decreto sobre Ecumenismo del Concilio Vaticano Segundo (“Unitatis Redintegratio”), a la encíclica de San Juan Pablo II sobre Relaciones Ecuménicas (“Ut Unum Sint”), a la declaración de Congregación para la Doctrina de Fe sobre materias ecuménicas e interreligiosas (“Dominus Iesus”). Es importante estar consciente de estos documentos, de manera que seamos fieles a las enseñanzas católicas al entablar conversaciones ecuménicas.

Sin embargo, nuestra meta esta semana es sencillamente rezar juntos — unir nuestras voces con la oración de Jesús. Al hacerlo, confiamos que nuestra oración tiene un papel que desempeñar en el avance de la causa de la unidad y en el avance de la proclamación del Evangelio a un mundo que tanto lo necesita.

Por favor únanse a mi esta semana para orar por la Unidad de los Cristianos.