Una de las características resaltantes de las lecturas de esta semana (la Vigésima Semana del Tiempo Ordinario) son sus parábolas.

Jesús nos relata la parábola del terrateniente que empleó trabajadores para su viña a diferentes horas del día, pero les pagó a todos el mismo salario.

También nos relata la parábola del rey que dio una fiesta de bodas para su hijo, y todos los invitados se negaron a asistir.

Ezequiel nos relata la parábola de los huesos secos volviéndose a reunir y volviendo a la vida.

Eso me hace pensar acerca de parábolas para el proceso de planificación pastoral Todo lo Hago Nuevo .

Imagínese al propietario de un negocio que continuó aportando recursos para mantener una tienda de “Video Blockbuster”, a pesar del crecimiento de las plataformas de transmisión de películas.

Imagínese una ciudad que continúe aportando recursos para mantener un teléfono público en cada esquina, a pesar de la prevalencia de los teléfonos celulares en la comunidad.

Imagínese una tienda de artículos electrónicos invirtiendo recursos para mantener suficientes tubos de vacío para reparación de televisiones, o un suministro enorme de antenas de “oreja de conejo”, a pesar del cambio hacia las televisiones de pantalla plana y de la prevalencia de la televisión por cable entre sus clientes.

Fíjese bien: las películas, los teléfonos y la televisión continúan siendo partes importantes de la experiencia de la gente. Sin embargo, cuando pensamos acerca de ellos, el comprarlos y utilizarlos ha cambiado dramáticamente, y la organización de la vida de la comunidad y los negocios ha cambiado para adaptarse a eso.

De forma similar, la fe en sí misma no cambia a través del proceso Todo lo Hago Nuevo. Por ejemplo, no “modernizamos” la liturgia. Todavía tendremos sacerdotes, obispos y diáconos. Los sacramentos permanecerán como siempre han sido,

pero la manera en la que invertimos los recursos en edificios y otras estructuras de organización está obsoleta y tiene que cambiar. Hemos cambiado como organizamos muchas otras áreas de nuestras vidas — y lo hemos hecho felizmente. También necesitamos cambiar como organizamos algunos aspectos de nuestra vida de fe, y creemos que podemos hacerlo fructíferamente.

Celebramos la fiesta de la Asunción el 15 de Agosto. Uno de los grandes temas bíblicos de la festividad es el «arca de la alianza»

Primero, el arca es una cosa particular; contiene los 10 Mandamientos y algo de maná de la experiencia de los Israelitas en el desierto. El arca también simboliza y manifiesta la presencia de Dios dentro de Israel.

Luego el arca se transformó en una persona particular, en María. Cuando el Verbo se hace carne en ella, se transforma en la persona que lleva la presencia de Dios dentro de sí misma y entre la gente.

Finalmente, por la gracia del Espíritu Santo, cada uno de nosotros es un arca potencial porque Dios se hace presente en medio su pueblo a través de nosotros.

Dios siempre está presente en medio de Su pueblo, y continuará estándolo. Sin embargo, siempre ha habido continuidad y cambio en la manera en la que Dios está presente. La lección de continuidad y cambio es un gran tema en la historia de la salvación. Es también una gran parábola para reflexionar sobre lo que estamos experimentando con Todas las Cosas Nuevas.