Esta semana celebramos dos fiestas importantes: La Exaltación de la Santa Cruz (el 14 de septiembre) y Nuestra Señora de los Dolores (el 15 de septiembre).

Estas fiestas nos dicen algo importante acerca de la actitud cultural general de que todo debe ser feliz y cómodo, y si algo no lo es, necesitamos terminarlo inmediatamente o negar que hay un problema. Esta es la forma mundana de lidiar con el sufrimiento, pero eso no funciona y nunca funcionará. Las fiestas de esta semana nos muestran una mejor manera.

En Filipenses 2, San Pablo habla de Cristo “vaciándose” a Sí mismo. La palabra Griega es “kenosis”, “Vaciarse a sí mismo” es la mejor traducción de esa palabra Griega. Sin embargo, la humildad y el don de uno mismo son elementos importantes de lo que el término significa con referencia a la vida de Jesús.

San Pablo dice que debido a que Cristo pasó por “kenosis”, vaciándose a sí mismo, haciéndose humilde, dando el don de sí mismo hasta el punto de morir, Dios lo exaltó. Kenosis es, paradójicamente, el patrón a la gloria.

También vemos eso en el Evangelio de San Juan. El Evangelio de San Juan tiene dos partes: el libro de los signos (capítulos 1-12) y el libro de la gloria (capítulos 13-20). Paradójicamente, la pieza central del libro de la gloria es la cruz. Si seguimos las reglas del mundo eso no tiene ningún sentido, la cruz es un boleto de ida a la miseria. Sin embargo, hace perfecto sentido si seguimos las reglas de Dios, la cruz es el camino a la gloria. Como dice una nota en The Great Adventure Bible, el sufrimiento es “la manera designada divinamente del progreso hacia Dios”.

La fiesta de Nuestra Señora de los Dolores también nos da una luz importante sobre nuestra aproximación al sufrimiento. Una de las opciones para el día es leer (o cantar) la secuencia conocida como la “Stabat Mater”, que se canta frecuentemente como “At the Cross Her Station Keeping”, María está al lado de la cruz. No puede detener el sufrimiento de su hijo. Sin embargo, no se da la vuelta, o intenta minimizarlo. Nunca cede a la negación encubierta de la trivialidad: “Todo está bien”. Ella le da fuerza a su hijo, y lo ayuda a soportar Su sufrimiento, manteniéndose a Su lado. Es la misma clase de fuerza que la esposa del Beato Franz Jaegerstaetter le da en la película “Una vida oculta”: estando a su lado, le da fuerza para llevar sus pruebas hasta el final. Es una clase espiritual de dolor de parto, y es muy fructífera.

Este patrón se refleja en la primera bienaventuranza: Benditos los pobres de espíritu, aquellos que se humillan a sí mismos, de ellos es el reino de los cielos, ellos serán exaltados. La bienaventuranza contiene una invitación: la relación entre kenosis y exaltación no es simplemente algo que le sucedió a Jesús, debe ser el patrón de cada vida Cristiana. Como dice el Catecismo, Jesús quiere que nosotros vivamos los misterios de Su vida, Él quiere vivirlos nuevamente en nosotros. (Catecismo de la Iglesia Católica, 521)

Esta semana, pensemos acerca de la pasión de Jesús y la compasión de María. Juntos nos ofrecen una manera más fructífera de lidiar con el sufrimiento. Ellos nos muestran que el sufrimiento, en lugar de ser un boleto de ida a la miseria, puede ser en realidad un puente a la gloria.