Dios hace que el profeta Jeremías utilice un taparrabo podrido, para simbolizar el estado de podredumbre de la fe de Israel. Entonces, cuando Jeremías teme que el pueblo se opondrá a su mensaje profético, Dios no solo le dijo que no se preocupara. Él le dice: Te haré fuerte como una “sólida pared de bronce” que puede resistir los ataques del pueblo. Dios envía a Jeremías a la casa del alfarero. Allí ve que, cuando una pieza de su trabajo no queda como el alfarero la quiere, la desecha y comienza de nuevo — así simboliza lo que Dios está por hacer con Israel.

Junto con las imágenes proféticas de Jeremías, Jesús relata una serie de parábolas. El reino de los cielos es como un grano de mostaza, como levadura, como una red lanzada en el mar. El mundo es como el campo de un agricultor en el cual un enemigo ha sembrado malas hierbas.

Imágenes — ¡nosotros captamos eso! Como lo dicen las escrituras que leemos esta semana, nuestra cultura está llena de imágenes. El arco, la catedral basílica de Saint Louis, las torres gemelas. La Madre Teresa, Juan Pablo II, Michael Brown y George Floyd. Las protestas pacíficas atraviesan la conciencia de la nación; la rabia y la destrucción profundizan lo que nos divide. Algunas imágenes nos enseñan con el ejemplo, mostrándonos lo que es correcto en el mundo. Algunas imágenes nos enseñan con el ejemplo negativo, mostrándonos lo que está roto en el mundo. Ambas son lecciones importantes.

Una de las imágenes más poderosas de los meses recientes vino de la dra. Marie Paul Lockerd, religiosa Hermana de la Misericordia y también médico. Cuando la mayoría de los sacerdotes retirados de Regina Cleri cayeron enfermos con COVID-19, ella se mudó al edificio, se puso en cuarentena a sí misma con ellos y les sirvió como su médico. Ella era el típico bombero: corrió hacia el edificio en llamas en lugar de alejarse de él.

Usted podría decir: “Eso es una locura”. Usted podría decir; “Eso es heroico”. Yo pienso que ella podría haber dicho: “Yo me consagré para traer la misericordia de Dios al mundo. Simplemente estaba viviendo mi vocación.”

Yo digo: esta es una imagen viviente de la fe en acción.

El mundo necesita más imágenes como esa de nuestra parte. San John Henry Newman enseñó que las imágenes hacen la diferencia entre la fe puramente teórica y la fe que mueve a los pueblos a actuar. San Pedro Crisólogo una vez dijo: “Dios te ha hecho a su imagen y semejanza para que pudieras, en tu persona, hacer al creador invisible presente en la tierra”. Él vivió 1.400 años antes que Newman, pero captó el mismo punto: el mundo necesita imágenes. Es necesario que nosotros seamos imágenes vivientes del amor de Dios.

Hay una inscripción encima de la entrada trasera del Museo de Arte de Saint Louis. Esa inscripción dice: “El arte todavía tiene verdad. Refúgiate allí”. En un mundo que ha renunciado a la teoría, hay otro camino hacia la verdad. La belleza puede atravesar las defensas de la gente cuando han renunciado a las palabras.

Lo mismo es verdad sobre la fe. ¡Nunca debemos renunciar a presentar la fe en palabras!, pero una imagen viviente de fe puede mover el corazón en una manera en la que las palabras no pueden hacerlo.

Hagamos algo con nuestras vidas y con nuestra fe que cautive la imaginación del mundo actual.