
“¡Hazlo otra vez!” Los niños a menudo dicen eso cuando algo
los deleita. Esta es también la visión de Dios de la historia de la
salvación, y las lecturas para la Semana Santa nos dan varios buenos
ejemplos.
Esta semana oiremos el episodio de Abraham e Isaac, en
el cual el hijo amado lleva él mismo la madera a la colina donde será
sacrificado. Luego, vemos a Jesús hacerlo otra vez en su Pasión.
Esta
semana escucharemos del profeta Isaías acerca del “Sirviente que
sufre”: “Fue traspasado por nuestras ofensas, aplastado por nuestros
pecados; sobre él estaba el castigo que nos sana, por sus llagas fuimos
sanados.” Luego vemos que Jesús vive estas realidades otra vez en su
Pasión.
Esta semana, oiremos acerca de la Pascua en la cual se
sacrifica un cordero sin mancha, su sangre es rociada sobre el pueblo de
Dios para protegerlos y comen su carne. Luego vemos a Jesús vivir todas
estas cosas nuevamente, y cumplirlas en su Pasión.
Muchos eventos
en la historia de la salvación profetizan la vida de Jesús. Muchas
palabras de los profetas predicen lo que caería sobre Él. Y entonces,
después que estos eventos y palabras se han cumplido en la vida de Jesús
hacen eco en nuestras vidas. Los israelitas pasaron figurativamente de
la muerte a la vida a través de las aguas del Mar Muerto. Jesús pasó
literalmente de la muerte a la vida a través de la cruz. Finalmente,
estamos unidos sacramentalmente a Jesús a través de las aguas del
bautismo, de esta manera podemos morir y levantarnos con Él.
Esto
es mucho más que un argumento lógico para la existencia de Dios. Este es
el patrón completo de la historia apuntando en la misma dirección. Así
como un niño se deleita en repetir algo que ya ha hecho, Dios se deleita
en escribir patrones en la historia una y otra vez, para que no
solamente sepamos que Dios existe, sino también quién es Él y lo que
quiere de nosotros.
Así, Jesús instituye la Eucaristía, y nos dice: “Haced esto en conmemoración mía”. En otras palabras, háganlo de nuevo.
Él
lava los pies de los discípulos, y les dice: “Les he puesto el ejemplo
para que hagan lo mismo que he hecho con ustedes”. En otras palabras,
háganlo de nuevo.
Nuestra experiencia litúrgica es así también. El
Triduo Pascual es una experiencia en profundidad de la Pasión, Muerte y
Resurrección de Cristo que se extiende por tres días. Es profundo,
intenso y hermoso. Cuando finalizamos con él, aunque un poco cansados,
decimos: “¡Hagámoslo otra vez!” Y así lo hacemos: cada domingo, en una
forma más pequeña, caminamos a través de la Pasión, Muerte y
Resurrección de Jesús. Por esta razón los estudiosos de la liturgia
dicen que el Triduo es con respecto al año, lo que el domingo es para la
semana.
Les animo esta semana, a poner atención a los patrones
que Dios ha escrito en la historia, los patrones que Él ha escrito en
sus propias vidas, y la oportunidad de reunir todo esto en las liturgias
de la Semana Santa, especialmente en el Triduo. Permítanse experimentar
el deleite de Dios a medida que volvemos a contar los eventos de la
historia de la salvación, y oirá a Dios decir: “¡Hazlo otra vez!”