¿Cuál es tu experiencia del tiempo?

En esta semana después de la Pascua, el calendario de la Iglesia y las lecturas nos tratan de enseñar un sentido diferente del tiempo. Cada día se celebra como Pascua, y escucharemos acerca de una aparición del Señor Resucitado. No nos estamos moviendo a través de una secuencia para luego pasar al próximo evento. Nos tomamos toda la semana para desempacar este día único, como si el tiempo funcionara de forma diferente.

Y precisamente, ese es el punto. A la luz de la resurrección de Jesús, el tiempo trabaja en forma diferente, y adquiere un nuevo sentido.

Este es uno de los temas intrigantes del Catecismo de la Iglesia Católica, especialmente en su sección sobre la oración. El Catecismo habla de “los días del Señor”. Al hacerlo, articula el hecho de que Dios está más allá del tiempo, una verdad articulada en 2 Pedro 3:8 de esta manera: “No olviden, hermanos, que ante el Señor un día es como mil años y mil años son como un día”. Cuando entramos en una relación con Dios el tiempo trabaja en forma diferente.

Tenemos indicios de que, en nuestra experiencia, el tiempo se mueve rápida o lentamente, cuando el tiempo parece vacío o lleno. El tiempo del reloj no parece cambiar; nuestra experiencia del tiempo si cambia. El significado de esa experiencia se reveló en la resurrección: somos llamados a vivir en el tiempo en una manera que se eleva por encima del tiempo.

En la Encarnación, el Dios infinito entró en el mundo finito y lo transformó. De la misma manera, en la Resurrección, la eternidad de Dios entra en el universo temporal y lo transforma. El calendario de la Iglesia y las lecturas de la semana de Pascua están destinadas a ser una escuela para entrar en ese nuevo sentido del tiempo — para entrar “en el hoy del Señor”.

¿Qué se supone que hagamos con ese nuevo sentido del tiempo? Afortunadamente, las lecturas nos dan directrices para eso.

Todos los días de esta semana, en casi cada una de las lecturas, el patrón es el mismo: Una persona encuentra al Señor resucitado y da testimonio de lo que ha visto.

Con respecto a los encuentros, es interesante hacer notar que algunas personas reconocen inmediatamente a Jesús resucitado, mientras que otras primero lo experimentan antes de reconocerlo. Eso refleja nuestra propia experiencia. Algunas veces sabemos que encontramos a Jesús. Otras veces no sabemos que lo hemos encontrado hasta que posteriormente reflexionamos sobre el encuentro. ¡Necesitamos ayuda para abrir nuestros ojos! Esta semana está destinada a ir más despacio, regresar al lugar del encuentro y saborear la presencia de Jesús.

Cuando se trata de dar testimonio, tenemos trabajo por hacer. San Pedro dice: “Es imposible para nosotros no hablar acerca de lo que hemos visto y oído”. Algunas veces parece que este es el punto en el cual las practicas católicas simplemente contradicen las Escrituras. ¡Tratamos de encontrar cualquier excusa para no hablar acerca de lo que hemos visto y oído!

Los medios de noticias no dudan en hablar de sus perspectivas. Ellos saben que importa lo que la gente piense, porque la forma en la que la gente piensa da forma a la manera en que actúa.

Los sumos sacerdotes también sabían eso. Es por eso por lo que les dicen a los guardias, “Díganle al pueblo que Sus discípulos robaron el cuerpo de Jesús mientras nosotros dormíamos — y es por eso por lo que la tumba está vacía”. Es importante la historia que se cuenta. La manera en la que se interpretan y comprenden los hechos determina cómo vive la gente.

Nosotros necesitamos contar nuestra historia. Necesitamos entrar en el juego, hablar acerca de lo que hemos visto y oído. La importancia de esto no es simplemente un hecho de la naturaleza humana es el mandato que nos dio Jesús: “Ustedes son testigos de estos hechos. Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio”. Así es como estamos destinados a utilizar nuestro nuevo sentido del tiempo.

Cristo ha Resucitado. En verdad, Él ha resucitado. ¡Feliz Pascua de Resurrección!