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FRENTE A LA CRUZ | Desafiando a la iglesia joven a promover la causa provida

Falta mucho por hacer por parte de los defensores provida para proveer servicios, ganar conversos y salvar vidas

Este es un momento especial, con la Marcha por la Vida en Washington, D.C. (18 de enero), el Día nacional de oración para la protección legal de los lo nacidos (22 de enero) y la Misa solemne arquidiocesana por el respeto a la vida (26 de enero).

Fui nombrado obispo a finales de 1983, año en el cual la Marcha por la vida celebró su décimo aniversario; fui consagrado como obispo en enero de 1984 justo antes de la Marcha por la vida de ese año. La buena noticia es que, en los últimos 35 años, el número de abortos por año y la relación de abortos y nacimientos de niños vivos se redujo básicamente a la mitad. En 1984, hubo más de 1.333.000 abortos; el último reporte fue de 638.000. En 1984, hubo 364 abortos por cada 1000 nacimientos de niños vivos; el último reporte fue de 188. El número, la tasa y la relación de abortos reportados disminuyó 24, 26 y 19 por ciento respectivamente en la última década en la cual tenemos cifras (2006-2015).

Las casas de maternidad han incrementado sus servicios a las mujeres vulnerables. Conversos importantes a la causa provida incluyen a Norma McCorvey, demandante en Roe versus Wade; al Dr. Bernard Nathanson, fundador de NARAL; y, más recientemente, Abby Johnson, quien fue directora de una de las mayores clínicas de Planned Parenthood. Las leyes que limitan los abortos aumentaron, y un cambio en el equilibrio de la Corte Suprema hará más probable que se respeten las restricciones para los abortos. El Proyecto Raquel, que ayuda a mujeres que han tenido un aborto, y el Proyecto José, que ayuda a hombres que han participado en abortos, son más conocidos hoy en día.

Es mucho lo que se ha logrado, pasito a pasito.

Sin embargo, no celebremos demasiado, debemos recordar que solo en los Estados Unidos se han practicado más de 45 millones de abortos desde 1970. Todavía existen abogados y jueces que son ciegos al daño que causan los abortos a mujeres, niños y familias. Todavía hay mujeres que se sienten atemorizadas y solas, que piensan que el aborto es su mejor y única opción. Es mucho lo que hay que hacer para brindar servicios, ganar conversos y salvar vidas.

Muchas personas en la nación están preocupadas — y con razón — por las personas vulnerables en nuestras fronteras. Me pregunto cómo no podemos ver, o nos negamos a ver, como esta preocupación se relaciona con el asunto del aborto. Por supuesto, los hechos no son los mismos, pero los principios de las enseñanzas sociales católicas proveen un vínculo sistemático entre ellos. No podemos abrir nuestras fronteras a los vulnerables y oponernos a la construcción de una pared física para no dejarlos entrar, mientras que simultáneamente erigimos una pared legal en la frontera del nacimiento y argumentamos que las personas del otro lado de esa frontera no tienen derechos. No podemos argumentar que los padres y los niños deben mantenerse juntos en el proceso de inmigración, mientras que ejercemos cada estrategia retórica, legal y política para apoyar la separación de los niños de sus padres a través del aborto. La inconsistencia intelectual y moral es asombrosa. Es necesario que esto termine, en ambas direcciones.

Este año, el 30 de junio, someteré mi retiro a consideración del Santo Padre. Por lo tanto, esta podría ser mi última oportunidad para abordar este problema. Es por eso por lo que quiero hacer mi solicitud final: ¡Jóvenes, levántense! Sanen la ceguera y la inconsistencia de nuestra vida política. Apoyen, demanden y transfórmense en candidatos políticos que no obliguen a los católicos a hacer una falsa escogencia entre una política católica solida con respecto al aborto y una política católica solida de inmigración.

Esta semana celebramos la fiesta de los Santos Timoteo y Tito. San Pablo le encargó a Timoteo que se ocupara de las necesidades de la iglesia en Éfeso, y a Tito de la iglesia en Creta. Ellos eran sus colaboradores más jóvenes, y él los responsabilizó con todo lo que necesitaba ser hecho. En ese mismo espíritu, confió esta tarea a la iglesia joven.

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