En cada pasaje del evangelio esta semana oiremos de alguna manera esta exhortación a creer.

¿Qué es lo que significa creencia para Jesús? El sentido moderno de la palabra significa, simplemente, asumir la verdad. Sin embargo, esta noción de lo que significa creencia produce cualquier clase de problemas. Esto nos lleva a leer a San Pablo y compararlo con Santiago (“Tú has sido salvado solo por la fe” versus “Yo te mostraré mi fe por mis obras”). Esto ha dividido a luteranos y católicos desde 1520. Ha producido un número creciente de personas que son “espirituales, mas no religiosas”.

Esos son simplemente malos frutos de un mal árbol. “Mantenerse fiel a la verdad” no es el sentido bíblico de lo que significa creer. Afortunadamente, el resto de las lecturas de esta semana nos ayudarán a comprender lo que esto significa.

Por ejemplo, el miércoles Jesús dice: “Cualquiera que crea en el Hijo tiene vida eterna, y lo resucitaré en el último día”. Luego, el viernes, Él dice: “Cualquiera que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y lo resucitaré en el último día.” En otras palabras, cuando Jesús nos exhorta a creer en Él, la práctica sacramental es parte de lo que para Él significa creer (en este caso, recibir la eucaristía). En la medida en que no nos comprometemos con la práctica sacramental, carecemos de fe en el sentido bíblico.

Otro elemento de fe se nos da el lunes y el martes por Esteban, el miércoles y jueves por Felipe y el viernes y sábado por Ananías, Pablo y Pedro. Cada día se nos dice que ellos proclamaban a Cristo a los demás. Ellos simplemente no mantienen solo para ellos la verdad de que Jesús resucitó. Creer, para ellos, tenía el significado de proclamar a Jesús. En la medida en que no nos involucramos en la proclamación, carecemos de fe en el sentido bíblico.

Al final de la semana oímos sobre las muchas obras de servicio que Tabita hizo por la comunidad en la cual vivió. Estas obras de servicio también son un elemento de fe. En la medida en que no nos comprometemos en el servicio a los demás, carecemos de fe en el sentido bíblico.

Si usted piensa acerca de eso, también aprenderá ese patrón de la vida de Jesús. Su confianza en el Padre no era solo algo que Él mantuvo en su corazón. Le llevó a una vida de oración regular, de obediencia en sus propias acciones, de proclamación a los demás y a una vida de servicio. Él confirma con su ejemplo lo que nos dice con sus palabras.

Ciertamente, creer comienza apoyando algo que es verdad, pero no termina ahí. A menos que se extienda para abarcar la práctica sacramental, la proclamación y el servicio, nunca será “creer” en el sentido bíblico.