Esta es la semana de la concientización sobre la PFN (Planificación Familiar Natural). Por la providencia de Dios las lecturas de esta semana proveen algunos caminos de reflexión sobre como la PFN puede ayudarnos a dar forma al mundo de acuerdo con los planes de Dios.

Esta semana celebramos la fiesta de los Santos Joaquín y Ana, los padres de la Bendita Virgen María (el 26 de Julio). Por una parte, ellos recibieron un don que estaba completamente mas allá de sus poderes humanos, la Inmaculada Concepción de María. Por la otra, deben haber construido su matrimonio en un contexto apropiado para recibir y cuidar ese don. Esta es una de las cosas fundamentales de las que trata la PFN, fomentar matrimonios fuertes que provean un buen contexto para recibir el regalo de los hijos y educarlos en la fe.

Esta semana, Jesús relata las parábolas de la semilla de mostaza y de la levadura. Estas parábolas se centran en el poder de las pequeñas cosas que al crecer se hacen grandes. De alguna manera, en nuestros días hemos aprendido esa lección con respecto al cambio climático. ¡Las pequeñas cosas suman! Hemos derramado compuestos químicos en la tierra y en la atmósfera. Aunque cada acción individual es pequeña, estas acciones se suman y producen grandes consecuencias para el clima físico. La lección de la PFN es similar. Hemos inundado los cuerpos de las mujeres con hormonas artificiales a través de los anticonceptivos. Aunque cada píldora anticonceptiva es pequeña, se suman y producen grandes consecuencias para el clima psicológico de las relaciones entre el hombre y la mujer. El papa Pablo VI proféticamente nombró algunas de esas consecuencias cuando publicó “Humana Vitae” en Julio de 1968 (vea el parágrafo 17). El papa Francisco denunció la conexión entre la ecología física y la ecología humana cuando publicó “Laudato Si” en 2015 (vea el parágrafo 155). Como Católicos, vemos como nuestras acciones crean problemas con ambos tipos de clima, y vemos la relación entre ellos. ¿Cómo es que el mundo seglar insiste en una e ignora la otra?

Quizás hay una pista en los Evangelios de esta semana. Jesús propuso una serie de parábolas sobre el Reino de los Cielos. Sin embargo, algunas personas no quisieron aceptar el Reino de Dios. Era muy difícil. Quizás, en un sentido similar, el mundo no quiere ver la verdad acerca de la ecología humana de los anticonceptivos. Y tal vez no quiere ver la verdad porque la PFN requiere que disciplinemos nuestros deseos, y no que simplemente los sigamos.

La PFN requiere disciplina. La sorpresa es que actualmente la disciplina lleva en si su propia recompensa. La PFN requiere que el esposo esté atento a las maravillas físicas del cuerpo de su esposa. Esa atención fortalece el matrimonio, ¡pero también es un deleite tanto para el esposo como para la esposa! La PFN requiere que el hombre sea respetuoso de su esposa no solo físicamente sino también psicologicamente. Ese respeto fortalece el matrimonio — ¡y es una alegría! La PFN requiere que un hombre y una mujer discutan y disciernan su futuro cuidadosamente, y que luego actúen juntos para poner en acción sus prioridades compartidas. Eso construye una relación de pareja más fuerte.

En cada punto, la disciplina requerida por la PFN construye hábitos que nos hacen mas cercanos no solamente al plan de Dios, sino también a los deseos mas profundos del corazón humano para el matrimonio.

La alternativa es ser desatento, irrespetuoso e indisciplinado — lo cual es una buena manera de describir como nuestra cultura se ha comportado con las mujeres, y también como el mundo se ha comportado con la tierra.

La semana de la PFN es un gran momento para pensar acerca de como podemos hacerlo mejor, como pequeñas disciplinas pueden traer curación tanto a nuestro clima psicológico como a nuestro clima físico.