Una parte de este mensaje es centrarse en el “hoy”. Algunas veces nuestra imaginación vuela semanas, meses y años, y nos sentimos descorazonados, y pensamos que no tendremos la fuerza para todas las cosas que necesitamos hacer. Sin embargo, la carta tiene una cita del salmo 95: “Si el día de hoy oímos su voz, que no se endurezcan nuestros corazones”. Al reflexionar sobre el texto, el autor dice: “Animémonos nosotros mismos diariamente mientras estamos todavía en el hoy”. El mensaje es claro: Permanezcamos atentos a la voz de Dios el día de hoy. Hagamos lo correcto el día de hoy. Dejemos el resto del tiempo en las manos de Dios.

La noción de estar atentos y responder “en el momento” es también predominante en las lecturas del evangelio según san Marcos que leeremos esta semana. Jesús llama a Pedro y Andrés, luego a Santiago y a Juan, y ellos lo siguen inmediatamente. Jesús visita la casa de Pedro, en seguida le dicen que la suegra de Pedro está enferma, y Él la sana de inmediato. Un leproso se acerca a Jesús para solicitar ser curado, Jesús le habla, y es curado inmediatamente. Los amigos de un paralítico no pueden acercarlo a Jesús por causa de la multitud. En lugar de esperar otra oportunidad, aprovechan el momento y lo bajan por el techo. Jesús ve a Mateo sentado en su trabajo, y lo llama. Mateo, como pueden imaginarse, lo sigue inmediatamente. Las lecturas de san Marcos reflejan el tema del “hoy” en la Carta de los Hebreos.

El “hoy de Dios” es también tema de la cuarta parte del Catecismo. Los párrafos 2659-60 enfatizan que podemos oír y responder a Dios en los eventos cotidianos. El párrafo 2705 nos dice que la historia es la página en la cual está escrito el “hoy” de Dios. El párrafo 2730 nos recuerda que Jesús nos urge a estar vigilantes porque Él no solo vendrá el último día, sino que viene a nosotros cada día. El párrafo 2836 refleja la petición del Padre Nuestro, “danos hoy nuestro pan de cada día” y une el “hoy” de nuestro tiempo mortal con el “hoy de Dios”.

Esta tremenda confluencia de temas contiene una lección para nosotros. Cada día, cada momento, es el “hoy” de Dios, el momento para estar atentos y responder al Señor.

Si pensamos acerca de todas las cosas que nos gustaría preparar para su venida, nos podemos sentir ansiosos y seríamos como Marta, que estaba “preocupada y ansiosa por muchas cosas” y se distrajo de la atención que debía prestar al Señor.

¡La verdad detrás de la distracción de Marta es que había muchas cosas por hacer! Hay cosas en cada uno de nosotros que necesitan ser purificadas. Sin embargo, podemos confiar que Jesús le dará forma a nuestro “hoy” con la llamada y la fuerza necesarias para estar listos. Nuestro trabajo es poner atención y responder “hoy” como dice la carta a los hebreos, o inmediatamente como dice san Marcos. De cualquier forma, seguirá siendo un trabajo duro, pero si nos centramos en el hoy, el trabajo puede ser enfrentado con paz en lugar de ser enfrentado con ansiedad.