El 17 de diciembre, lunes de la tercera semana de Adviento, las lecturas del Antiguo Testamento nos hablan acerca de cómo la descendencia de Judá siempre reinará en Israel; el evangelio nos dice como Jesús nace de la familia de Judá. El martes, el profeta Jeremías predice la restauración de la realeza de David; el evangelio nos cuenta como José llevó a María a su casa, asegurando así que Jesús nacería de la dinastía de David. El miércoles, el Antiguo Testamento nos habla de la concepción de Sansón, quien fue consagrado al Señor desde el vientre de su madre; el evangelio nos cuenta acerca de la concepción de Juan, quien se llenaría del Espíritu Santo desde el vientre. El jueves, el profeta Isaías nos dice que “la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le darán por nombre Emmanuel”; el evangelio nos habla de la concepción de Jesús por la virgen María.

Las lecturas de las Sagradas Escrituras coinciden con nuestro sentido de que la Navidad está cerca; con cada paso tenemos la sensación de que las cosas se van cumpliendo.

Quizás el mejor resumen se encuentra en el estribillo del salmo del jueves: “Permite la entrada del Señor; Él es el rey de la gloria”. En su contexto original, esta línea se refiere a la entrada de la presencia de Dios al templo, en el arca de la alianza. En el contexto de las lecturas del día, donde el evangelio corresponde a la anunciación, la línea se refiere a la entrada de la presencia de Dios en el vientre de María. Finalmente, en el contexto de la vida espiritual, se refiere a la entrada de la presencia de Dios en el alma de cada persona. El patrón se repite, y también se profundiza. Esto es lo que significa, en las escrituras, que algo se cumpla.

Esta idea de cumplimiento debería profundizar nuestro sentido del tiempo. Cuando el Evangelio de san Mateo narra la genealogía de Jesús, vislumbramos la forma en que el judaísmo entiende el tiempo. La genealogía de una persona no era solo una cuestión de su pasado. Es historia que vive en sus huesos.

¿Qué hace un cristiano con el tiempo? El tema del cumplimiento nos da un indicio. Mirando hacia atrás, podemos ver cómo las cosas en el pasado se cumplían de acuerdo al plan de Dios — como los patrones se repiten y profundizan, culminando con Jesús. Mirando hacia adelante, podemos tener fe que las cosas del futuro también se cumplirán en un patrón que se centra en Jesús.

Sin embargo, esto hace surgir una pregunta. Mirando hacia atrás, podemos ver todas las formas en las que el pueblo hubiera podido prepararse mejor para la llegada de Jesús en Belén. Mirando hacia adelante, ¿podemos prepararnos mejor para la venida de Jesús al final de los tiempos?

Las cosas que se predijeron acerca de la primera venida de Dios en la historia se cumplieron. En la Navidad hacemos preparativos para celebrar esto. Las cosas que se anunciaron acerca de su segunda venida también se cumplirán. ¿Nos estamos preparando, con fe, para ellas?